Sábado, 22 de Abril del 2017
Edificando Personas de Sustancia para Obras de Poder
Dios le bendiga, Friend!
Hace años atrás me llamaron de la unidad de cuidados intensivos para orar por el amigo de un amigo. Él fue diagnosticado con cáncer terminal, y estaba muy enfermo. Aunque era cristiano, estaba operando bajo una terrible culpa por un asunto de adulterio. Le ministre acerca de 1ª de Juan 1:9. Parecía aliviado, pero cuando ore por su sanidad sentí que no recibió. El murió esa noche. Cuando salí de su habitación, una señora se acercó a mí. Ella me pregunto, “¿es usted un ministro?” cuando le conteste afirmativamente, me pidió que viniera a orar por su padre. Él estaba en cuidados intensivos después de haber tenido un ataque de corazón mientras le realizaban una cirugía de hernia. Estaba en una condición grave. Él era católico, pero nunca asistía a la iglesia, y nunca había oído el mensaje del evangelio. Cuando le leí Romanos 10:9, se sorprendió y dijo, “¡Yo lo creo!” Oramos y el recibió al Señor. Después leí Santiago 5:14-15, sonrió y dijo, “¡Hazlo!” Lo ungí y oramos. El volteo hacia su hija y dijo, “¡me gusta este hombre, es muy positivo!” Él se fue a su casa al día siguiente totalmente sano.
Dos diferentes hombres, dos diferentes situaciones. Este no es un escenario común. Personas que conocen a Dios y creen en sanidad no reciben, mientras nuevos creyentes con menos experiencia en la iglesia reciben inmediatamente. La razón principal de esta situación es condenación e indignidad. Sienten que no se merecen ser sanados. En otras palabras, creen que se tienen que ganar su sanidad de alguna manera. Para el creyente, sanidad proviene de la misma fe que le trajo al perdón de sus pecados. Sanidad y justicia van juntas. Requieren exactamente el mismo trabajo: nada. Ninguno de nosotros merecemos ninguno de los regalos de Dios. Él ya nos los dio; por gracia, y por fe nos apropiamos. Un sentido permanente de indignidad, o condenación impide la habilidad de retener nuestra sanidad. La única manera que ayuda a la gente a pasar este obstáculo de condenación, es llevarlos a la palabra de Dios hasta que la verdad sea revelada en sus corazones:
· Estar firmes en la palabra de Dios es un regalo. Romanos 5:17
· Justicia viene cuando tomo mi lugar y pongo mi fe en Cristo. Mis fracasos pasados fueron cargados por Jesús, hoy soy la misma justicia en Cristo Jesús. 2 de Corintios 5:17,21
· Mi parte es recibir al nuevo hombre, y cambiar lo que creo y pienso de mí mismo. Efesios 4:24/ Romanos 12:2
· Cuando pecamos como creyentes, simplemente lo confesamos y Jesús inmediatamente nos perdona, somos limpios inmediatamente. Romanos 8:33/ 1 Juan 1:9-2:2.
Para muchos, el recibir fe para ser sanos solamente es obtenido recibiendo revelación de la justicia. Esto no puede ser simple doctrina. Debe ser un sentimiento de corazón personal, incluso intuitivo, convencido de que la obra de Dios es más que suficiente para tratar con mis pecados. Nada disminuye la grandeza de la obra de Cristo Jesús, ni me condena solamente a lo que me merezco. RECUERDE: repetición conduce a revelación. Permanezca en la Palabra estudiando justicia hasta que su fe sea el resultado.
Alguien dijo: “¿Que significa ser ‘justo’? Primeramente, significa estar aprobado por Dios. Nadie está mejor aprobado para con Dios de lo que usted está.” Kenneth E. Hagin
Lectura Bíblica: “… y el resultado del regalo del favor inmerecido de Dios es muy diferente de la consecuencia del pecado de ese primer hombre. Pues el pecado de Adán llevó a la condenación, pero el regalo de Dios nos lleva a ser declarados justos a los ojos de Dios, a pesar de que somos culpables de muchos pecados.” (Romanos 5:16)
Cada paso que doy en la Palabra, es un paso de fe. Si dejo que mi posición personal ante Dios sea determinada por mis acciones, nunca recibiré mi sanidad. No es acerca de mí ni de mis obras. Es completamente acerca de Jesús y lo que Él ha hecho. ¡No confunda una cosa con la otra!
Pastor Virgil L. Stokes
Faith Christian Fellowship of Tucson
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Tucson, AZ 85745
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