Construyendo personas de sustancia para obras de poder
Recuerdo muy claramente cuando oí por primera vez la voz audible de Dios. Al menos para mí fue audible, fue en mi primera conferencia con Kenneth Hagin en 1980, acompañado por tres damas quienes recientemente me habían introducido a recibir el bautismo con el Espíritu Santo. Hacia solo un año que me había rehabilitado de adicción, y me sentía como un pez saltando en la banca. La experiencia que tenia de mi Iglesia se anuló allí, el conocimiento que tenia de la palabra muy poco, y estaba seguro que todos esos santos que tenía alrededor de mi sabían que yo no era uno de ellos. Mi falta de personalidad me hacía caminar encorvado, evitaba todo contacto visual y generalmente trataba de ser muy discreto. En este ambiente de extraterrestres, esas tendencias eran aún más pronunciadas.
Durante una de las sesiones, Kenneth Copeland fue el orador, yo tenía que ir al cuarto de hombres, hice lo mejor que pude para escabullirme, el vestíbulo estaba desierto, y eso me dio un poco de alivio. Cuando estaba caminando de vuelta al auditorio, temiendo en el proceso de brincar tanta gente y reclamar mi asiento, cuando en eso me sobresalto una voz muy clara y fuerte que venía sobre mi hombro, ¡”enderézate muchacho”! “tú eres la misma justicia en Cristo Jesús”. Me detuve y me apoye en una de las barandillas mientras meditaba en la experiencia, sabía que era Dios hablándome, y sabía exactamente que quería decir, me tomo un momento para enderezarme por completo y caminar con una nueva perspectiva de la vida. ¡Fui transformado!
En este caso especialmente, necesitaba una sacudida, sin ese impulso sobrenatural, mi nivel de autoestima nunca me hubiera permitido dejar mi estupendo trabajo, y los sistemas de apoyo para moverme a Tulsa dos meses después. Todo gracias a una manifestación sorprendente del Espíritu Santo, me embarque en esta aventura del ministerio en el que he estado desde entonces. Puedo contar con los dedos de una mano las veces que he escuchado esa voz audible hablándome, en estos últimos 39 años, sin embargo sé que Dios me ha guiado donde quiera que vaya y cada paso que doy. Aunque El pude hablarnos de maneras espectaculares, esa no es una regla. Pareciera reservarse para cuando se avecinan dificultades o cuando se necesitan grandes cambios de actitud, incluso algo tan básico como lo es la personalidad.
Alguien dijo: “¿es posible que lo que percibimos como problemas relacionales, emocionales, y espirituales sean realmente problemas de audición, oídos que han sido sordos a la voz de Dios?” “y es esa incapacidad para escuchar su voz que nos hace perder nuestro camino” – Mark Batterson
Escrituras Bíblicas: “confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrara cual camino tomar.” (Proverbios 3:5-6 NTV)
El punto es: Dios ha prometido guiarnos, a veces lo hace de maneras asombrosas, pero esas están reservadas para ocasiones y necesidades especiales. El Señor está ocupado arreglando circunstancias, motivándonos en el espíritu, revelándose a sí mismo en su palabra cada minuto de nuestras vidas. No menosprecies el poder sobrenatural de tu vida en el día a día mientras esperas por una ocasión espectacular.
Pastor Virgil L. Stokes