¡Estás en una misión de Dios!
Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo.
(Efesios 4:24 NTV)
Hazlos santos con tu verdad, ensénales tu palabra, la cual es verdad.
(Juan 17:17 NTV)
Estás en una misión de Dios, sé que se escucha un poco fuerte, pero es la verdad. En nuestra primer cita oficial, Judy y yo fuimos a ver una película llamada “los hermanos del blues.” Para eso ahorre por unos meses. La película se trataba de las desventuras de dos torpes reprobados que repetidamente decían que estaban en “en una misión de Dios.” fue muy divertida, pero también toco mi corazón. Cada uno de nosotros tiene un propósito que va más allá de las necesidades de la vida cotidiana. Puedo tener un oficio o un trabajo, y eso está bien, pero Dios me ha dado un propósito mayor, estoy en una misión de Dios, y tú también. Esa verdad fortalece mi fe para recibir sanidad.
Efesios 4:24 dice que hemos sido creados en santidad verdadera. Es quien tu eres. No eres santo solo porque no haces cosas malas, más bien evitas hacer cosas malas porque eres santo. La palabra “santo” da un poco de temor cuando llevas ya tiempo en la Iglesia. Tendemos a reducir la santidad a una lista de lo que se debe y no se debe hacer. Eso está muy por debajo del poder y la dignidad de la palabra. La Biblia es radical: ¡Dios es Santo! Me encanta la escena en Isaías donde los ángeles están alrededor del trono adorando, “!santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos, toda la tierra sea llena de tu gloria!,” (Isaías 6:3). Santo significa que Dios es separado, diferente al mundo caído. Él es quien es. Él es el creador de la creación y no está sujeto a ella. ¿Cuándo él dice que eres santo, que es lo que significa? Significa que has sido apartado del mundo profano y perdido en el que vives. Jesús dice que estas en el mundo pero no eres de este mundo. (Juan 17:14)
En las escrituras se usa la terminología “Santo” para describir toda clase de cosas. El suelo alrededor de la zarza ardiente era sagrado, el día de reposo es santo, los utensilios usados en el tabernáculo son santos, el diezmo es santo, el templo es santo y el agua que usan allí también es santa. Entiendes. ¿Qué hace estas cosas santas? No su comportamiento, pero si su propósito y uso en el servicio de Dios los dota de su nueva naturaleza. Son santos a causa de Él, su presencia los hace santos. Su propósito los hace santos, son santos porque le pertenecen a Él. Hay tres fundamentos de santidad que te ayudaran si puedes hacerlos parte de cómo te vez a ti mismo:
- De quien eres. En Éxodo 33, Dios le dice a Moisés que llevara al pueblo de Israel a la tierra prometida. A causa de la desobediencia de ellos, Dios les dijo que El no iría con ellos, Moisés estaba un poco molesto, le dijo: “tu presencia entre nosotros, nos separa a tu gente y a mí de todas las demás personas en la tierra.” Dios cedió y fue con ellos, la presencia de Dios santifica (lo hace santo) a las personas y lugares donde El habita, tu eres una habitación de Dios. eres santo. “no has realizado que tu cuerpo es el templo del espíritu santo quien vive en ti, y te fue dado por Dios? no te perteneces a ti mismo,(1 Corintios 6:19 NTV) su presencia en ti te hace suyo, es la evidencia de quien eres. Eres santo.
- Quien eres. “habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles, santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios. (Levítico 19:2 NTV) has sido creado “para ser como Dios,” tener su naturaleza. Eres santo, porque él es santo. La persona en la que te conviertes cuando naces de nuevo, la nueva criatura, es diferente. Has sido separado del mundo alrededor de ti porque eres de otro planeta y tienes otro tipo de sangre. Recuerdo que cuando era un niño, leí un libro de ciencia ficción llamado “un extraño en una tierra extraña.” Describía las experiencias de un hombre que había nacido y crecido en Marte y luego regreso a la tierra cuando era joven. ¡tuvo que adaptarse! Tú no eres menos que un extraterrestre. No te sientas muy cómodo aquí, tú eres un extraño en esta tierra extraña. (Hebreos 11:13; Filipenses 3:18-21) eres santo.
- Por qué eres. El Apóstol Pedro escribió “vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncies las virtudes de aquel que os llamo de tinieblas a luz admirable (1 Pedro 2:9 NTV)” estas aquí por un propósito. En el nuevo nacimiento, Dios te dio dones específicos, Él puso sus deseos en el fondo de tu corazón, y te hiso parte de su equipo aquí en la tierra. La obra de Dios es, declararle al mundo su nombre, dentro de ese gran plan, cada uno de nosotros jugamos un papel muy importante. Entender ese propósito le da sentido a la vida. Cooperando con ese propósito nos inspira a tener una mayor capacidad de Fe. Dios necesita de ti. Estas en una misión de Dios. Eres santo.
Aquí está el punto: santidad es parte de tu nueva identidad en Cristo. Se debería reflejar en todo lo que haces, pero lo que haces no determina tu santidad. La presencia de Dios habita en ti, y te hace suyo. Esa presencia no se va cuando tú fallas. “porque Dios ha dicho,” NUNCA TE DEJARE; JAMAS TE ABANDONARE.” (Hebreos 13:5) Dios te a dado su naturaleza, Él es santo; por lo tanto, tu eres santo. Su naturaleza no cambia cuando tu pecas, tampoco la tuya. Dios te dio parte de su gran plan. “nos hiso nuevas criaturas en Cristo Jesús, para que podamos hacer las buenas obras que planeo para nosotros hace mucho tiempo (Efesios 2:10)”todo lo que Dios aparte para su obra es santo. Tú has sido apartado para su obra, por lo tanto, eres santo. (Éxodo 30:28-29)
La Biblia te ensena como puedes vivir la santidad en esta tu nueva vida. Efesios 4:24 te dice; “tienes que apropiarte de tu nueva naturaleza.” Es un proceso, cuando lees lo que la Biblia dice de ti, y luego te lo crees lo suficiente como para decirlo en voz alta cuando te vienen pensamientos inadecuados, condenación y tentación. Jesús oro por ti y por mí en Juan 17:
“no te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco lo soy yo. Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad. Como tú me enviaste al mundo, yo los envió también al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. No ruego solo por estos. Ruego también por los que han de creer en mi por el mensaje de ellos.”
(Juan 17:15-20 NTI)
Cuando tentación viene, la palabra es la fuerza santificada en tu vida, y trabaja cuando la hablas. Este mundo no tiene más derecho sobre ti, como lo tenía con Jesús cuando estuvo aquí en la tierra. Dios te permite vivir santo y disfrutar de la libertad que se te ha sido dada como una nueva criatura “diferente.”
Pedro lo dijo de esta manera:
“mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por medio de su maravillosa gloria y excelencia; y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos. ”
(2 Pedro 1:3-4 NTV)
Tienes su naturaleza, se te fue dada en el momento en que naciste de nuevo, ahora tú permites que esa naturaleza fluya en ti por medio de las preciosas promesas que se te han sido dadas. Has sido separado de las fuerzas del mundo por naturaleza. Santo es lo que eres.
A los romanos, Pablo enfatizo este concepto como una clave para conocer y cumplir la voluntad de Dios:
Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
(Romanos 12:1-2 NVI)
Tu cuerpo le pertenece a Él, permítele que lo use. Para poder hacer eso, tienes que aprender cómo es que El piensa, y empezar a pensar igual que Él. Especialmente necesitas verte a ti mismo como él te ve, y estar consienta que Dios deposito en tu corazón. Entonces podrás reconocer y superar la presión de conformarte con lo que el mundo te rodea. También podrás ver y perseguir su voluntad que Él tiene para ti. Pablo siguió describiendo como esto te permitirá ocupar tu lugar en sus planes, ejerciendo tus dones en conjunto con el resto del cuerpo de Cristo para traer su gracia al mundo alrededor tuyo. (Romanos 12:3-8) ¡Realmente estas en una misión de Dios!
Siguiente paso: es tiempo de dejar que todas estas cosas se hagan realidad, sacarlas de la página y depositarlas en tu corazón. Debajo hay tres párrafos de escrituras seguidas por una confesión basada en lo que dicen acerca de ti. Tomate dos días para escudriñar sección de versos. Léelos en voz alta de tu Biblia. Léelos en manera de oración, se intencionalmente consiente de lo que dices. Luego lea en voz alta el resto de las escrituras. Recuerda, tu eres santo:
1. Por su presencia: 1 Corintios 6:19-20; Hebreos 13:5-6; Isaías 41:10; Éxodo 33:14-16; Romanos 8:16; 22 Corintios 1:21-22; 4:6-7.
Te doy gracias, Padre celestial, de que mi cuerpo es el templo del espíritu santo que habita en mí. Tú me los has dado, y él me recuerda que yo pertenezco a ti. Te glorifico en cuerpo y espíritu. Tú eres mi ayudador, no temeré porque no importa que pase y que haga, nunca me dejaras ni me desampararas. Eres mi Dios y vives en mí, me ayudas y me sostienes con tu mano, tu espíritu en mi me permite saber que soy tu hijo. Me has ungido y has puesto tu espíritu en mi como garantía de mi salvación, tengo la gloria de Jesucristo resucitado brillando dentro de mí, su presencia va conmigo y me da paz dondequiera que yo voy, su presencia me separa, me hace diferente del mundo alrededor de mi-de sus preocupaciones, sus valores, su caos, yo estoy en este mundo pero no pertenezco a él. Porque tú vives en mí, yo soy santo.
2. Porque soy nueva criatura: Romanos 12:1-3; 2 Corintios 5:17; Efesios 2:10; Hebreos 10:12-14; 1 Pedro 1:16; Efesios 4:22-24.
Te doy gracias, Padre celestial, que mientras ofrezco mi cuerpo para tu uso, y miro en tu palabra para encontrar mi identidad, me estoy transformando. Ya no estoy más conformado a este mundo, más bien estoy apartado, viviendo la buena, aceptable y perfecta voluntad de ser una nueva creación en Cristo Jesús. Mi antigua vida quedo en el pasado. Soy tu obra maestra creado para cumplir tu voluntad. Por el sacrificio de Cristo Jesús, he sido santificado, apartado, echo santo, por su sangre. Lo hizo por todos nosotros, consumado es. Ahora tengo su naturaleza, y por Fe me apropio. Porque tú eres santo, yo soy santo.
3. Porque tengo un propósito: Efesios 2:8-10; Santiago 1:17-18; 1 Pedro 2:9; 4:10-11; Filipenses 1:6; 2:13-16; Romanos 12:1-8.
Amado Padre celestial, gracias por hacerme salvo por tu gracia, aun y cuando no hice nada para merecerla, me hicisteis una nueva criatura con un propósito, me hicisteis perfectamente para hacer tu voluntad. Escogisteis darme salvación y depositaste dones en mí. Mi vida es un testimonio de tu gracia y tu poder, me trajisteis de tinieblas a luz para gritar al mundo tus grandezas, me has dado habilidades para usar con sabiduría para la edificación de otros, sé que completaras la obra que empezaste en mí, porque eres tú haciendo tu obra por medio de mí, y tú nunca fallas. Me aferro a tu maravillosa palabra. Me ensenas a pensar como tú, soy luz en la obscuridad. Estoy en una misión de Dios, soy santo.
Pastor Virgil Stokes
Visita nuestra página de Facebook del Instituto de Entrenamiento Ministerio de Fe