Construyendo personas de sustancia para obras de poder
El Espíritu Santo es un gran tipo en acción, en el nuevo testamento es descrito como el que hace todo tipo de cosas. Es un gran líder, cae sobre la gente, desciende del cielo, habla, ensena, unge, revela, y en un caso muy extremo, él puede trasladar a alguien a una ciudad completamente desconocida, eso no contando todos los lugares donde hizo cosas a través de la presencia de hombres: profecías, milagros, señales y maravillas en abundancia.
Desafortunadamente, la persona y el poder del Espíritu Santo en la Iglesia, se atenuaron a lo largo de los siglos, lento pero seguro, Él ha regresado. Se movió del estado doctrinal, a la predicación reformada a medida que su obra en la convicción de pecado y regeneración de pecadores comenzó a enfatizarse nuevamente. Durante el último siglo, sus dones y manifestaciones han sido reintroducidos a la Iglesia, hemos sido edificados con demostraciones maravillosas de su poder en nuestros servicios.
Tristemente, en muchos lugares y en muchas Iglesias las cosas del Espíritu Santo han sido nuevamente relegadas al armario espiritual: “si, creemos en El, pero no lo hacemos en público”. Hay muchas razones para esto, pero quiero enfocarme en lo que creo es la raíz: hemos permitido que las obras del Espíritu Santo permanezcan dentro de las cuatro paredes de la Iglesia. En muchas instancias, permitimos que las manifestaciones del Espíritu Santo nada más sean parte de un domingo en la Iglesia, o para reuniones “especiales”, o para programas cursis de televisión. Los dones del Espíritu Santo fueron restringidos en la plataforma solo para ser manifestados por algunos escogidos: “estos fueron entrenados profesionalmente. No hagas esto en casa”. El pentecostés fue transformado por los jóvenes, adultos, hijos e hijas, siervos y siervas, toda carne, todo-derramamiento en cubierta de Hechos capítulo 2, se redujo a una hora de entretenimiento Espiritual. Es hora en que los creyentes se refresquen con una vida espiritual, y nos comprometamos a llevarlo al mundo en que vivimos. Lo supernatural debería ser nuestro estilo de vida, no una diversión los domingos.
Alguien dijo: nuestra pasión es imitar el ministerio de Jesús, en el poder de El Espíritu Santo. Esto significa que debemos seguir a Jesús fuera de las aguas bautismales, por medio de nuestro desierto personal, y obtener cosecha. Queremos que la teología evangélica sea balanceada con el poderoso fuego de la intercesión pentecostal, ensenando y preparando lo mejor de ambos mundos para lograr el objetivo de hacer y formar discípulos. John Wimber
Escrituras Bíblicas: y en los postreros días, dice Jehová, derramare de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos e hijas profetizaran; sonaran sueños; y de cierto en aquellos días derramaré sobre mis siervos y siervas de mi Espíritu, y estos profetizaran. (Hechos 2:17-18 NVR)
He experimentado y visto muchas cosas, las escrituras están llenas de ejemplos, que no puedo simplemente dejarlo pasar y recostarme muy cómodamente en una silla y ofrecer un “Amen” ocasional en un servicio planeado. Así que, cantemos de otra alabanza y “llevémosla a las calles”, y acabemos con la idea de “si, amen”. En lugar de eso, empoderemos a nuestro pueblo de Dios para hacer la obra de Dios por el poder del Espíritu Santo. Tengo la sensación de que Dios nos está ofreciendo una opción: ¿permitir que las manifestaciones del Espíritu sean relegadas a un museo, o decidir ser una Iglesia sobrenatural y con visión de la que Hechos capítulo 2 habla? En definitiva no tenemos opción.
Pastor Virgil L. Stokes
Faith Christian Fellowship of Tucson
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